Publicado en Ciencia y artes

De la música y la naturaleza humana

En este tema hemos visto varias teorías sobre el origen de la música, cómo no siendo obvia su relación con alguna posible ventaja evolutiva, lo que está claro es que lleva con el ser humano desde sus mismos orígenes. Y, no solo con nosotros, también con otros animales que poseen cerebros desarrollados, como el resto de los primates, cetáceos y aves.

Por eso no me sorprende que se puedan unir los componentes básicos de la música, ritmo, melodía y armonía, con aspectos de la personalidad humana como son los instintivos, los afectivos y los intelectuales.

El ritmo está unido a nuestros instintos más profundos, quizás porque en la naturaleza hay muchos fenómenos rítmicos, no solo sonoros: la respiración, los latidos del corazón, las olas del mar, el día y la noche, las estaciones, una gotera en la cueva donde dormían nuestros antepasados… quizás el ritmo sea una de las primeras formas de expresión que utilizaron los primeros humanos en sus representaciones simbólicas de la naturaleza y de sus sentimientos, para dirigirse a sus deidades y para cohesionar el grupo. Y en este punto tengo una duda: no sé si la forma de entender el ritmo también tiene un componente cultural, ya que se suele decir que las culturas africanas tienen un sentido del ritmo más desarrollado que las occidentales o nórdicas. No sé si será cierto, pero desde luego, viendo las expresiones musicales de unos y otros, lo parece.

Si al ritmo le añadimos la melodía, tenemos ya el mecanismo que permite expresar las emociones, de tal forma que cualquier persona pueda sentir algo muy parecido a lo que sentía el autor. Además, a diferencia del lenguaje hablado, no es necesario que los oyentes conozcan el mismo idioma musical, ya que la sucesión de sonidos que conforman la melodía, estructurados con la acentuación que marca el ritmo, es suficiente para que cuando llegue a sus cerebros se despierten las mismas emociones y sentimientos.

Por último, la armonía va a dar el contexto y los detalles al mensaje musical, reforzando sus aspectos emocionales y sentimentales, y puede dotar al conjunto de una riqueza expresiva tal, que provoque una liberación explosiva de dopamina en nuestro cerebro.

Por eso, echo mucho de menos que la música actual estructure mínimamente estos tres componentes. Y no lo estoy comparando con los autores clásicos. En dos de los videos de la asignatura ha salido la banda de rock Pink Floyd, que experimentó con nuevas formas de hacer música, pero que nunca dejó de lado ni el ritmo (creo que es la base de Another brick in the wall), ni la melodía ni la armonía. Quizás porque crecí en los 80, escuchando a Dire Straits, Eric Clapton, o más cercanos, Itoiz, esa forma de orquestar la música, tanto la parte vocal como los diferentes instrumentos, creo que en los últimos años se ha ido simplificando casi hasta perderse. Para mí, algunos de los estilos musicales actuales no pasan de ser simples ritmos de percusión con rimas vocales machaconas sin melodía, o bien sencillas melodías repetitivas fáciles de memorizar.

Bueno, quizás esta última reflexión no sea justa, y solo sea una percepción sesgada por la edad.

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Ritmo, melodía, armonía; instintos, sentimientos, pensamientos.

Tarea 2.2 Escribir una entrada resumen, esquema, mapa conceptual, diagrama, etc. sobre los contenidos del tema 2 en el blog personal.      

Me ha parecido que la mejor forma de resumir un tema de esta asignatura es con ejemplos prácticos, así que me ha parecido oportuno elegir la Danza de la pipa de la paz, de la ópera-ballet Les Indes galantes, de Jean-Philippe Rameau. Esta ópera se estrenó en 1765 con un prólogo y dos actos y, posteriormente, se le añadieron otros dos más. Precisamente al cuarto y último, Les Sauvages, pertenece esta danza. La historia se sitúa en Norteamérica, donde los guerreros nativos han sido derrotados por los conquistadores europeos. Un oficial francés y otro español se disputan la mano de una nativa, que termina eligiendo a un guerrero de su misma tribu. Finalmente, los dos oficiales se consuelan mutuamente en la fiesta de celebración de la paz.

Puesto que representa, aunque de forma algo cómica, una danza tribal, podemos usarla de ejemplo para ilustrar lo que podían ser las danzas de nuestros antepasados del Paleolítico. Los bailarines disfrazados de bisontes podían estar pidiendo a los dioses que les ayudasen en la caza o agradeciendo haber tenido suerte en ella. En este tipo de danzas destacaría el ritmo, el elemento más primario de la música y, probablemente, estaría acompañado de melodías que imitasen los elementos naturales, en este caso, los mugidos de los bisontes y el sonido cuando corren por la pradera.

La danza empieza con la entrada de los bailarines disfrazados de bisontes al ritmo que marca el tambor de un guerrero. La melodía empieza suavemente y, a medida que se repite, va ganando fuerza. De repente, el tambor baja su volumen y el ritmo lo marcan los bailarines, mientras el tema melódico es interpretado solo por los violines usando escalas más agudas; a continuación, se repite de nuevo el tema melódico con toda la orquesta. Aquí el ritmo de cada compás lo marcan el tambor y el sonido hecho por los bailarines, pero también hay un ritmo de repetición de la melodía, en la que se alternan la fuerza cuando suena toda la orquesta y la delicadeza cuando suenan solo los violines.

A continuación, disminuye el volumen de la orquesta y, por los lados del escenario entran los cantantes que representan a la nativa y al guerrero que ha elegido frente a los oficiales europeos (que están al fondo del escenario). Sus voces ahora son las protagonistas repitiendo el mismo tema melódico, lógicamente en escalas diferentes; cuando ellos callan es el coro el que repite la melodía. Esto se repite varias veces hasta el final.

La alternancia de la orquesta completa con los violines, primero, y de los cantantes con el coro, después, con los cambios de intensidad que ello conlleva, el contraste de las voces aguda y grave de los cantantes, y, finalmente, la coreografía, componen un conjunto perfectamente armónico y lleno de expresividad.

Podemos notar la diferencia comparándola con una versión de concierto, es decir, en la que no se representa la parte teatral. El ritmo es bastante más rápido, no lo marca la percusión, y las diferencias de intensidad no son tan marcadas.

No sé si será sensación mía, pero creo que pierde gran parte de la expresividad y resulta más fría, aunque la interpretación sea técnicamente muy buena.