Publicado en Introducción a la filosofía de la ciencia

El concepto «raza» en filosofía, ¿una categoría natural?

Tarea 5. ¿Es convincente decir que las razas no son naturales? ¿Por qué?

Tradicionalmente se ha entendido por raza cada uno de los grupos en los que se puede dividir una especie, y cuyas diferencias son hereditarias. En el caso de los perros, la diferenciación de caracteres seleccionados artificialmente por el ser humano ha dado lugar a razas tan diferentes que pueden llegar a parecer especies distintas.

De Ellen Levy Finch / en:User:Elf (uploaded by TBjornstad 14:51, 17 August 2006 (UTC)) – http://en.wikipedia.org/wiki/Image:IMG013biglittledogFX_wb.jpg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1063919

En el caso de la especie humana, la diferenciación de razas se ha hecho, principalmente, según el color de la piel y algunas otras diferencias morfológicas. La supuesta base biológica para esa categorización ha servido para justificar verdaderas atrocidades en el pasado y en la actualidad sigue formando parte del discurso de algunas formaciones políticas.

El color de la piel depende de la cantidad y la proporción de dos tipos de melanina, uno marrón parduzco y otro rojo amarillento; la producción de estos dos pigmentos depende, a su vez, de varios genes. Por tanto, es habitual que colores muy similares puedan ser consecuencia de combinaciones genéticas muy diferentes.

Cuando nuestros ancestros homínidos de África empezaron a perder el pelo como adaptación a un clima más cálido, la melanina les protegía de los rayos ultravioletas del sol. Por eso los nativos africanos, en general, tienen la piel oscura, aunque con diferencias según la región. A medida que el ser humano se extendió por el resto del planeta, el grado de pigmentación fue variando en función del clima donde se asentó cada grupo. Pero si la luz solar en exceso es dañina, una mínima cantidad es necesaria para, entre otras cosas, poder sintetizar vitamina D, por lo que en las poblaciones de latitudes más altas se seleccionaron pieles más claras.

Posteriormente, a medida que las poblaciones crecían, migraban, y se mezclaban, también lo hacían las características genéticas y entre ellas, las pigmentarias, hasta el punto de que no se pueden delimitar biológicamente grupos basándonos en ese rasgo.

Precisamente, debido a que nuestra especie surgió en África, este es el continente que más diversidad de poblaciones humanas alberga. Históricamente se ha llamado a África “el continente negro”, asumiendo una homogeneidad que no es tal. Las poblaciones de piel más oscura ocupaban en el año 1400 el sur del Sahara y casi toda el África subsahariana; los pigmeos, de piel algo más clara y rojiza, con más vello facial y corporal, y rasgos faciales más prominentes, se repartían por el África central; los Khoisan, en el sur, con piel amarillenta; y, por último, las poblaciones de piel más clara ocupaban todo el norte, desde Egipto hasta Marruecos. Estas últimas presentan muchas similitudes con las poblaciones de regiones adyacentes, como consecuencia de las numerosas migraciones entre Oriente Próximo, norte de África y Europa.

A family from a Ba Aka pygmy village By L. Petheram, USAID (archived March 2007, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1359369A San (Bushman) who gave us an exhibition of traditional dress and hunting/foraging behavior. Namibia. By Ian Beatty from Amherst, MA, USA – IDBeatty_002219, CC BY-SA 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2046305

Sin embargo, sí hay otros rasgos, diferentes que el color de la piel, que nos permiten agrupar la diversidad genética humana, pero que no son tan visibles, ya que corresponden a modificaciones bioquímicas que dan lugar a que un determinado grupo étnico presente cierta característica fisiológica muy diferente del resto de los seres humanos. He aquí algunos ejemplos:

  • Diferencias en el número de copias del gen de la α-amilasa, uno de los enzimas que nos permiten digerir el almidón.
  • La inactivación de la lactasa en adultos, el enzima que digiere la lactosa, el azúcar de la leche, provocando la intolerancia a la lactosa.
  • Los inuits pueden alimentarse con una dieta exclusivamente carnívora gracias a la producción de desaturasas, enzimas que rebajan los niveles de colesterol malo.
  • Algunas variantes genéticas hacen a unas poblaciones más susceptibles a ciertas enfermedades.
  • Los baiau laut de Filipinas pueden permanecer sumergidos en apnea hasta 13 minutos.
  • Los tibetanos presentan modificaciones genéticas que dan lugar a una menor concentración de hemoglobina y una mayor densidad de capilares.

An Iñupiat family from Noatak, Alaska, 1929, By Edward S. Curtis – This file was derived from:  Inupiat Family from Noatak, Alaska, 1929, Edward S. Curtis.jpg:, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=24953870 – Kids in the Kham (in a horse festival), By Antoine Taveneaux – Own work, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=9455808

Rasgos como estos diferencian las poblaciones humanas en un grado mucho más profundo que el color de la piel, pero no se pueden percibir de forma directa. Por otro lado, el intercambio genético entre poblaciones producido a lo largo de la historia impide delimitar grupos homogéneos en el sentido tradicional de razas.

De hecho, en biología es difícil establecer categorías, empezando por la misma definición de especie. Hay casos claros en los que se pueden agrupar ciertas especies dando lugar, por ejemplo, a un género, y hay casos en los que resulta difícil determinar, incluso, si dos individuos pertenecen a la misma especie o a diferentes, como es el caso del ser humano moderno y el neandertal. Por debajo del nivel de especie se habla de poblaciones diferenciadas, pero no de razas, más allá de las de perros creadas artificialmente.

Queda claro, por tanto, que la categorización de las poblaciones humanas por razas no tiene ninguna base biológica, de lo que se desprende que no correspondería a lo que en filosofía se entiende como una categoría natural. A pesar de ello, algunas corrientes filosóficas defienden su mantenimiento, ya que como socialmente sí que existen, sus consecuencias también, por lo que para poder afrontarlas y prevenirlas es necesario mantenerlas. Por ejemplo, ya hemos visto que algunas poblaciones son más propensas a ciertas enfermedades, por lo que deben recibir una atención sanitaria diferenciada. En el mismo sentido, las poblaciones que han sido o son victimas de racismo también deben ser atendidas de forma diferente.

Yo, personalmente, creo que no es necesario mantener el término de raza para atender a estos colectivos de forma adecuada, ya que si seguimos utilizándolo puede parecer que estamos de acuerdo con el significado tradicional, que incluye una base biológica, y así será difícil que llegue un día en que ese concepto desaparezca de la cultura popular.

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Los modelos de catálisis enzimática, el modelo Michaelis-Menten de cinética enzimática y los cambios de paradigmas en la ciencia.

Tarea 2, clases 5 y 6: Busca un ejemplo de modelo utilizado en ciencia y comenta cómo explica el fenómeno o fenómenos que modeliza.

Los enzimas son moléculas, mayoritariamente proteínas, que catalizan reacciones que, de otro modo, no se darían en las condiciones habituales de los sistemas biológicos. Son, por tanto, responsables de que la vida se extienda por todo el planeta (y quizás fuera también) en vez de estar limitada a unas condiciones muy concretas y restrictivas.

Los catalizadores, en este caso los biológicos, participan en la reacción, pero no alteran los estados iniciales y finales. Es decir, si tenemos una reacción A + B + enzima → C + D + enzima, tras la reacción, los sustratos se han transformado en los productos, pero el enzima se mantiene como al inicio. Esta reacción se podría dar sin enzima con los mismos resultados en otras condiciones, por ejemplo, aportando calor, es decir, energía. El enzima disminuye esa energía de activación, que es la cantidad de energía necesaria para que la reacción se pueda producir, permitiendo así que suceda en las condiciones propias de los seres vivos. Los enzimas son mucho más eficaces que los catalizadores inorgánicos, ya que pueden llegar a aumentar la velocidad de la reacción varios miles de veces más. Las características de las reacciones químicas están determinadas por las leyes de la termodinámica.

Por otro lado, el mecanismo molecular de la catálisis enzimática se puede explicar, bien por el modelo llave-cerradura, http://www.ehu.eus/biomoleculas/enzimas/mm/lock_key_anim.gif

bien por el modelo de ajuste inducido http://www.ehu.eus/biomoleculas/enzimas/mm/indfit.gif

En ambos casos, los sustratos se unen al enzima formando un complejo, lo que provoca su transformación en productos:

Sustrato1 + Sustrato2 + Enzima → Sustrato1Sustrato2Enzima → Producto1 + Producto2 +Enzima

Las leyes cinéticas de la catálisis química estudian cómo los catalizadores aumentan la velocidad de las reacciones, y en 1903 Victor Henri mostró en su Tesis Doctoral que no servían para las catálisis enzimáticas. Esto suponía un cambio de paradigma y, como es habitual, no fue aceptado fácilmente por la comunidad científica.

En 1913, el bioquímico alemán Leonor Michaelis y la bioquímica canadiense Maud Leonora Menten presentaron un trabajo de enzimología sobre el comportamiento cinético de una reacción catalizada por un enzima y actuando sobre un solo sustrato. El modelo experimental que usaron era el mismo que el de Henri:

sacarosa (azúcar de mesa) + sacarasa → glucosa + fructosa + sacarasa S       +    E   → P1  + P2   + E

Los autores se habían dado cuenta que a muy pequeñas concentraciones de sacarosa la velocidad era dependiente de la concentración del sustrato, y que esa dependencia iba disminuyendo a concentraciones más altas y llegaba a ser muy baja a concentraciones elevadas de sustrato. De acuerdo con el modelo molecular del funcionamiento del enzima, supusieron que la sacarosa y el enzima formaban rápidamente un complejo muy inestable, que se descomponía en glucosa, fructosa y enzima libre:

sacarosa + sacarasa → sacarosa-sacarasa → glucosa + fructosa + sacarasa S      +     E   → SE P1 + P2   + E

El modelo de Michaelis-Menten se puede resumir en los siguientes puntos:

  • Es complicado estudiar los efectos que tiene la concentración de sustrato [S], ya que a medida que el sustrato se convierte en producto, [S] cambia.
  • Se puede hacer una aproximación midiendo la velocidad inicial (V0) en el momento en que [S] es mucho mayor que la concentración de enzima [E]. Así, durante un breve periodo de tiempo al inicio de la reacción, se puede aceptar que la variación de [S] es nula y considerar [S] constante.
  • Al mantenerse [E] constante se puede observar el efecto de los cambios de [S] sobre V0.
  • A [S] bajas, V0 crece casi linealmente cuando aumenta [S].
  • A [S] altas, V0 crece cada vez menos a medida que aumentamos [S].
  • Por último, a partir de cierto punto, al aumentar [S], V0 casi no crece. A esa meseta se le denomina Velocidad máxima Vmax.
  • Denominamos Km a la [S] en la que se alcanza la mitad de la Vmax.

Esto se puede expresar en la siguiente ecuación

Esto se puede expresar en la siguiente ecuación:

y se representa en la siguiente gráfica:

Representación gráfica de la ecuación de Michaelis-Menten

De esta forma, obtenemos dos valores, Vmax y Km, que son iguales en cada enzima para un sustrato determinado, a pH y temperatura constantes, algo muy útil, ya que nos permite caracterizar fácilmente en el laboratorio cada enzima, y saber cómo va a funcionar con cada sustrato en unas condiciones determinadas. Sus aplicaciones son innumerables, desde la medicina hasta la industria alimentaria.

En este ejemplo hemos encajado tres modelos, dos de carácter mecánico que tratan de explicar el mecanismo molecular de un fenómeno químico, la catálisis, junto con una aproximación matemática, que simplifica el proceso de la reacción. Así podemos, de una forma sencilla, no solo entender la realidad (funciones heurística y pedagógica), sino prever qué va a pasar con cada enzima, con diferentes sustratos y en diferentes condiciones (función predicción de los fenómenos), y obtener, así, multitud de aplicaciones. Me resulta muy difícil caracterizarlos desde el punto de vista de la filosofía de la ciencia, pero, desde luego, desde el punto de vista práctico de la ciencia, su utilidad es enorme a pesar de sus simplificaciones.

Y en el caso del cambio de paradigma, desde luego no me parece que se pueda considerar este caso como una revolución kuhniana, ya que no ha habido una lucha entre partidarios de dos Marcos Generales irreductibles. Más que nada, porque el Marco General era el mismo, la cinética química, del que la cinética enzimática es solo una parte y, por lo tanto, utilizan ambas el mismo lenguaje, la misma metodología, los mismos razonamientos, etc. Lo único que cambiaron Michaelis y Menten fue el enfoque de la investigación, y 10 años más tarde pudieron explicar la observación que había hecho Henri, con un modelo tan simple que resultaba difícil rebatirlo.

Quizás esto sea así, por lo menos en parte, porque los planteamientos utilizados por Kuhn sean más cercanos a la Física que a la Biología y, como dice Popper rebatiendo a Kuhn, nada hay más fructífero que las discusiones entre marcos diferentes; y es en la ciencia, y no en la teología, donde siempre es posible una comparación crítica de las teorías que están en competencia.

Maud Leonora Menten, (1879-1960) y Leonor Michaelis (1875-1949).

By Smithsonian Institution from United States – Maud Leonora Menten (1879-1960), No restrictions, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=30433812; By H. Noack (see [2]) – retrieved from [1], Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=19249198

Bibliografía

  • Cassini, Alejandro. 2016. «Modelos científicos». En Diccionario Interdisciplinar Austral, editado por Claudia E. Vanney, Ignacio Silva y Juan F. Franck. URL=http://dia.austral.edu.ar/Modelos_científicos].
  • Chalmers, Alan. (1982) ¿Qué es esa cosa llamada ciencia? Madrid: Siglo XXI, cap. 8.
  • EHU/UPV. Modo de acción de las enzimas
  • Khun, Thomas. (1962) La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura Económica, México.
  • Nuñez de Castro, Ignacio. (2012). Enzimología. Ediciones Pirámide, Madrid.
  • Popper, Karl. La ciencia normal y sus peligros. En Lakatos, I. y Musgrave, A. (eds.), “La crítica y el desarrollo del conocimiento científico”, Barcelona, Grijalbo, 1975, pp. 149-158.
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El fraude de Freud

Tarea 2, clases 3 y 4. Razona sobre el psicoanálisis. En tu opinión es un ejemplo ¿de qué? ¿ciencia, pseudociencia, otra cosa?

Si hacemos caso a las últimas investigaciones sobre la biografía y la obra de Sigmund Freud, como el libro The Making an Illusion (2017), de Frederik Crews, el psicoanálisis surgió de un fraude al que se le quiso dar formato de ciencia, por lo tanto, podríamos considerarlo como pseudociencia. El autor ha tenido acceso a documentación que no estaba disponible para anteriores biógrafos, lo que le permite dar una visión mucho más completa del personaje. Esta reseña del libro nos permite hacernos una idea, ya que nos resume los aspectos tanto del carácter personal como de los métodos que utilizaba el padre del psicoanálisis.

Freud tenía formación científica, y sabía perfectamente que lo que estaba haciendo no era ciencia, pero intentó disfrazarlo de investigación científica para conseguir fama y fortuna. Para ello diseñaba los experimentos basándose en sus propios prejuicios, filias y fobias, y en muchos casos resultaban irrepetibles; después interpretaba los resultados sesgadamente, fruto de sus obsesiones y de sus espurios objetivos. Considero que sus actuaciones van más allá de la mala ciencia o las chapuzas, puesto que eran manipulaciones descaradas con el fin de conseguir lo que le interesaba en cada momento: generalizaciones a partir de un solo experimento, alteraciones de los resultados, interpretaciones contrarias a la realidad, enfoques obsesivos desde la sexualidad y la misoginia e influenciados por las drogas, errores manifiestos, mala fe, explicaciones fantasiosas, etc. Y Popper tenía razón diciendo que “no hay conducta humana concebible que pudiera refutarla”, por tanto, no es ciencia.

Siguiendo los criterios de Hanssen en el artículo ¿Cómo están conectadas las diferentes formas de irracionalidad?, puesto que el psicoanálisis está dentro del ámbito de la ciencia, se ha demostrado que es poco fiable y sus defensores pretenden hacer ver lo contrario, entra de lleno en la categoría de pseudociencia. Y reitero también su carácter de fraude, ya que, como muchas pseudociencias, pretenden conseguir un beneficio económico a través de un engaño.

Tengo la sensación de que Popper, en el caso de haber contado con esta información, quizás no hubiese sido tan benévolo y ni siquiera se hubiese planteado la remota posibilidad de considerar el psicoanálisis como una posible ciencia.