Publicado en Cultura científica, Física de la vida cotidiana

TAREA 6.1: COMENTARIO SOBRE LAS MEDIDAS DE USO COTIDIANO

Soy aficionado a la repostería, principalmente a los bizcochos, y, no sé si por haber hecho el doctorado en un laboratorio, peleando con pipetas de precisión para repartir microgramos y microlitros, una de las cosas que más rabia me da es encontrar una receta en la que las medidas son cucharadas, cucharaditas, cucharadones; tazas, tacitas, tazones; de café, té o desayuno; puñados y pizcas.

Incluso, son de uso habitual en cocina medidas con forma de vaso o de jarra, en las que te marcan distintos volúmenes que supuestamente corresponden a ciertos pesos de harina o de azúcar, sin tener en cuenta que la relación peso/volumen de estos alimentos puede variar, por ejemplo, con el grado de humedad ambiental. En ambos casos nos encontramos ante sustancias higroscópicas, es decir, que tienen la capacidad de atraer y absorber el vapor de agua del aire, por lo que no resulta fiable calcular su peso basándonos en un determinado volumen. Además, por lo menos en el caso de las harinas, su relación peso/volumen también variará con el tipo de cereal (trigo, maíz, centeno), con su grado de procesamiento (integral o refinada) e, incluso, con las diferentes variedades de un mismo cereal.

«Gramos» de harina
«Gramos» de azúcar

Así que, si después de seguir las indicaciones, el resultado al sacarlo del horno no es el esperado, por supuesto, no es responsabilidad mía, sino que la culpa es del poco fiable autor de la receta. No entiendo que hasta alturas no se use el sistema métrico decimal cuando estás haciendo divulgación de un tema y quieres que todo el mundo te entienda, con lo fácil que es hoy en día conseguir una balanza ligerita y barata, adecuada para estas necesidades. Y especialmente cuando hablamos de repostería, donde las proporciones de los ingredientes son básicos para tener éxito, mucho más que en otro tipo de platos. Por suerte, he encontrado esta web de una famosa marca comercial, que traduce esas “medidas” tan subjetivas para ayudar a personas un pelín cuadriculadas como yo.

Cambiando totalmente de tema, y a modo de curiosidad, un comentario: la generación de mis padres todavía usaba hasta hace pocos años medidas anteriores al sistema métrico decimal, por ejemplo, el cuartillo (medio litro) o la libra, pero, supongo que, por comodidad, esta última, en vez de tomarla como 454 gramos, la redondeaban hasta el medio kilogramo. También suelen hablar de monedas de menor valor que la peseta, como la perra gorda. Por cierto, a mi ya se me ha olvidado pasar de pesetas a euros y viceversa… serán cosas de la edad.