Publicado en Epistemología histórica

Los tres aspectos de la historia de la escritura más relevantes para la epistemología

El primer aspecto de la historia de la escritura que, en mi opinión, es relevante para la epistemología es la propia aparición de la escritura, que requirió transformar los signos del lenguaje hablado, los sonidos, a signos escritos. Parece ser que inicialmente sirvió para llevar un inventario de los bienes almacenados, de los tributos y de las transacciones comerciales. Posteriormente se usó para guardar las creencias religiosas, los hechos históricos y los conocimientos acumulados por cada cultura a través de generaciones. Por tanto, ya no era necesario aprenderse de memoria toda esa información para poder utilizarla cuando fuera necesario, sino que se podía consultar cuando hiciera falta, y, algo fundamental, no desaparecía cuando la persona moría: el conocimiento se volvió acumulable. Su carácter manual limitaba la producción de este conocimiento y permitía su control de forma sencilla.

En segundo lugar, con el desarrollo de la imprenta de Gutenberg, esa capacidad de producción se disparó, era más fácil acceder a los libros que a los antiguos manuscritos, y con ello se hizo difícil controlar la difusión e interpretación del conocimiento. Esto cambió la sociedad radicalmente en pocos años. Se hizo posible conocer lugares y culturas del otro extremo del mundo sin haber salido nunca de tu ciudad de origen, lo que permitió abrir la mente y tener ideas más tolerantes que en épocas anteriores.

Ejemplar de la Biblia de Gutenberg De Graferocommons – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=29275179

Por último, la aparición de las tecnologías digitales de información y comunicación también está transformando de arriba abajo diferentes aspectos de la sociedad, no ya el acceso al conocimiento sino también la forma de relacionarse y los hábitos de vida. Esto empezó a producirse hace unos 25 años y el cambio es cada vez más acelerado, siendo difícil adivinar hasta donde puede llegar. La realidad virtual y la inteligencia artificial hace pensar a algunos que en unas pocas décadas lleguemos al transhumanismo, es decir, a trascender la naturaleza humana, sea lo que sea lo que entendamos por naturaleza humana.

Raymond Kurzweil cree que una cuenta atrás para cuando «se transformará irreversiblemente la vida humana» se puede hacer por medio de la representación de los grandes acontecimientos mundiales en un gráfico. De Coutesy of Ray Kurzweil and Kurzweil Technologies, Inc. – en:PPTCountdowntoSingularityLog.jpg, CC BY 1.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3324418
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Sobre los correlatos axiológicos de algunos valores epistémicos

Verdad. Aunque desde el punto de vista científico actual se parta del hecho de que nunca se llegará a conocer la verdad absoluta de un fenómeno, el objetivo de la ciencia moderna es aproximarse todo lo posible a la realidad. De esta forma podemos conocer mejor la naturaleza humana y la del universo, y a partir de ahí tenemos una base sólida para poder discutir sobre cuál es nuestro lugar en la naturaleza, una base objetiva, libre de juicios de valor y de meras opiniones. Esto permite tener unos criterios claros y concretos a la hora de enfocar los problemas, de discutirlos y de tomar decisiones justas, evitando engaños y manipulaciones.

Compromiso semántico. Para entender la realidad es primordial evitar las ambigüedades y ser preciso en la descripción de los fenómenos, puesto que, de esa forma, aparte de conseguir una mejor aproximación a la realidad, se facilita la comprensión, se evitan errores y se dispone de una base para poder interpretar, discutir y poner a prueba los resultados de una investigación. Además, esto permite también la comunicabilidad intercultural.

Testabilidad intersubjetiva: una afirmación que no puede ser comprobada no tiene más valor que el de una opinión subjetiva o una intuición. Está relacionado con la objetividad y el carácter público de la ciencia. En palabras de Popper:

“Todo aquel que haya aprendido el procedimiento para comprender y verificar las teorías científicas puede repetir el experimento y juzgar por sí mismo”.

Coherencia interna y externa. Cualquier planteamiento en el que se contradicen los elementos que lo forman o no encaja en el paradigma establecido carece de valor.

Resumiendo: la búsqueda responsable del conocimiento debe basarse en valores epistémicos como la objetividad, la precisión, el escepticismo, la posibilidad de discusión e intercambio de ideas; huir de dogmas siendo conscientes de que lo que hoy sabemos es provisional, y buscar siempre la mejora, tanto del conocimiento en sí como de las técnicas utilizadas para acceder a él.

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La epistemología histórica y el esencialismo

En la antigüedad los filósofos naturales trataban de explicar el mundo partiendo de las observaciones hechas con los sentidos. Según la forma en que percibían los objetos y los fenómenos, los describían, les atribuían unas características, les daban unas categorías y trataban de encajarlos en la cosmovisión propia de su cultura. Por tanto, había una relación clara entre el objeto/fenómeno y las características que lo definían: la esencia permitía diferenciar un objeto de otro y un fenómeno de otro. Esto resulta útil para la mayor parte de lo que utilizamos en la vida cotidiana y nos resulta suficiente para poder sobrevivir como especie.

Herm représenting Plato. Marble, Roman copy after a Greek original from the last quarter of the 4th century. De Desconocido – Marie-Lan Nguyen (2006), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1307144

Pero la llamada Revolución Científica nos enseñó que, si queremos conocer en profundidad la naturaleza de los objetos y de los fenómenos, no nos podemos fiar de nuestros sentidos. Por un lado, los sentidos tienen limitaciones: se nos escapa tanto lo que pasa a escala microscópica como los fenómenos de escala planetaria. Si hacemos caso a nuestros sentidos, veremos que las moscas nacen de la carne en putrefacción, luego deducimos que existe la generación espontánea; el Sol sale todos los días por el este y se pone por el oeste, por lo que deducimos que el Sol gira alrededor de la Tierra. Por otro lado, nuestro cerebro ha evolucionado para procesar la información que nos llega de forma que nos fuera útil para la supervivencia. Eso supone que, a veces, nuestra percepción no coincide con la realidad. Si vemos una sombra de determinada forma entre la maleza, saldremos corriendo sin esperar a comprobar si es un leopardo (1). También tenemos la tendencia de unir fenómenos estableciendo relaciones de causa-efecto, para poder entender el mundo y poder anticiparnos a lo que pueda pasar, pero en muchos casos confundimos la causa con el efecto e, incluso, muchas veces relacionamos fenómenos que son totalmente independientes, aunque coincidan en el tiempo.

Por tanto, desde el punto de vista científico resulta complicado definir en términos absolutos la esencia de los fenómenos y de las cosas. Las características que les atribuimos dependen del estado del conocimiento en cada momento, por lo que cambia con el tiempo. Además, en la ciencia actual tenemos ejemplos claros de conceptos que no tienen unos límites definidos. En el caso de la definición de especie, el criterio tradicional era que dos individuos pertenecen a la misma especie cuando pueden tener descendencia fértil, pero esto no hay forma de comprobarlo en fósiles, no se puede aplicar a organismos con reproducción asexual, y hay casos de flujo de genes entre especies diferentes (osos polares, Grizzlies y pardos de Alaska). De hecho, en la actualidad se duda de si los neandertales y los humanos actuales pertenecemos a especies diferentes (2).

En definitiva, si la epistemología histórica estudia cómo el ser humano ha accedido al conocimiento en cada momento de la historia, no puede partir de conceptos cerrados como la esencia invariable de la idea de “Tierra” de Platón, sino que tiene que tener en cuenta la cultura existente en ese momento y los recursos y herramientas disponibles para acceder al conocimiento.

Referencias

  1. Helena Matute (2018) Sesgos cognitivos y adaptación al medio NAUKAS.
  2. Raquel Pérez Gómez (2018). La difusa frontera entre las especies. EL PAÍS.