Publicado en Filosofía, ciencia y literatura

Jugando con el punto de no retorno

En este blog ya he comentado que crecí en un pueblo cercano a Bilbao, Alonsotegi, cuando las fábricas y las viviendas obreras iban reemplazando a los caseríos y a las huertas. La Revolución Industrial proporcionó durante muchos años riqueza económica al País Vasco, debido al hierro que albergaba en su subsuelo, pero también importantes impactos ambientales, algunas de cuyas consecuencias todavía padecemos.

Un ejemplo conocido de esos impactos es el estado en el que se encontraba la ría de Bilbao, convertido en colector de aguas residuales tanto urbanas como industriales.

Consorcio Aguas Bilbao El Correo
Foto del blog Bilbao en construcción

En esta foto de 1979 se puede ver el punto donde el río Cadagua, que pasa por Alonsotegi, se une a la ría de Bilbao. Este río también servía de colector en la comarca de las Encartaciones, donde se asentaban industrias siderúrgicas, papeleras y de muebles. Recuerdo que cada día el río venía de un color diferente y que, cuando soplaba el viento sur, la espuma proveniente de los productos químicos usados para transformar la madera en papel entraba por las ventanas de las casas situadas en la ribera. Por su puesto, carecía totalmente de fauna piscícola.

Junto al caserío familiar había una fábrica de lejías y una fundición, y en las épocas de más actividad sus efectos eran patentes en los cultivos. Estas fotos son del año 1993.

Otro problema ambiental, común en la cornisa cantábrica, es la inundabilidad. En el País Vasco, la pendiente media de los ríos cantábricos se ha cifrado en un 11% frente al 2% que presentan los ríos de la vertiente mediterránea. En el caso de Alonsotegi, el arroyo Azordoiaga, que nace en las laderas del monte Ganekogorta, la pendiente media se acerca al 20%.

Alonsotegi desde la cumbre de Sasiburu (459 m), con Ganekogorta (998 m) y Pagasarri (671 m) al fondo.

Esta complicada orografía hace que escasee el terreno llano edificable, por lo que históricamente se fueron ocupando las vegas ribereñas. Si a ello unimos la desforestación de los montes, iniciada ya en la Edad Media para surtir de madera las ferrerías y los astilleros, tenemos las condiciones perfectas para un evento catastrófico. Y este se produjo el 26 de agosto de 1983, ocasionado por una “gota fría” (hoy denominada DANA), fenómeno típico del Mediterráneo pero muy raro en el mar Cantábrico.

https://www.eitb.eus/es/videos/detalle/1406360/video-bilbao-inundaciones-1983–eguraldia/

Desde mi casa, junto a la estación de ferrocarril, pude ser testigo de cómo el tren fue rápidamente bloqueado por las piedras, el lodo y los troncos que bajaron desde los montes arrastrados por las lluvias torrenciales, dando a los pasajeros el tiempo justo para evacuarlo.

Por su parte, entre otros daños, el río Cadagua apenas dejó en pie el arco del puente (en aquel momento, el único existente en el pueblo), y el arroyo Azordoiaga empotró un autobús contra una casa.

Afortunadamente, en el País Vasco las cosas han mejorado mucho desde entonces: Geología, industrialización y transporte del mineral de hierro en el entorno de la Ría de Bilbao, La recuperación de la fauna en la ría de Bilbao y Plancton en la ría de Bilbao. En Alonsotegi, los montes se han reforestado, en gran medida con especies autóctonas; las aguas residuales se depuran y las riberas de los ríos se han recuperado; se construyó un nuevo puente y ha disminuido, aunque no eliminado, el riesgo de inundaciones; la crisis industrial y la legislación ambiental acabaron con aquel tipo de fábricas tan contaminantes…

Ahora la calidad del aire es buena; en el río, además de peces, abundan las aves acuáticas como garzas y garcetas, anátidas, cormoranes, martín pescador… En general, ha aumentado la variedad de aves y son habituales los mirlos, urracas, diferentes rapaces, buitres, además de los estacionales petirrojos, colirrojos, camachuelos…

Sin embargo, las amenazas no han desaparecido. Un par de ejemplos. La gran superficie dedicada en el País Vasco a explotaciones forestales degrada el suelo, disminuye la biodiversidad y lo hace más vulnerable: Los eucaliptales: una amenaza para los ríos y arroyos

Explotación de eucaliptos y pinar talado recientemente, a matarrasa y con varios accesos, lo que deja el suelo susceptible de ser arrastrado fácilmente en caso de fuertes lluvias (Alonsotegi 30/03/2021).

Por eso, aunque a muchos les pueda sorprender, son lógicas las conclusiones de este estudio publicado en Nature Communications en 2020: Anthropogenic modification of forests means only 40% of remaining forests have high ecosystem integrity, donde consideran que la mayor parte de los bosques del País Vasco presentan un bajo índice de integridad (en marrón):

https://www.forestintegrity.com/

Las grandes infraestructuras y la presión urbanística siguen fragmentando el territorio, a pesar de los avisos enviados desde el mundo académico: Personas expertas de los ámbitos universitario y sanitario suscriben el manifiesto por un urbanismo sostenible promovido por SOS Kurkudi!

Una de las consecuencias del cambio climático es el aumento de la frecuencia y de la gravedad de eventos extremos como la DANA de 1983, de sequías como la de 1989 o de las ya habituales ciclogénesis. Un medio ambiente en buenas condiciones, además de frenar el cambio climático, permite minimizar los daños producidos en esas situaciones. Está bien que desde los gobiernos se inste a la ciudadanía a recoger selectivamente la basura, a reducir el consumo de agua, a usar el transporte público, etc., pero mientras no se produzcan cambios sustanciales en el modelo económico actual, donde se sigue priorizando la economía sobre la protección del medio ambiente, cada vez estará más cercano el punto de no retorno.

Según la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), auspiciada por Naciones Unidas, “Las trayectorias actuales no permiten alcanzar los objetivos para conservar y utilizar de manera sostenible la naturaleza, ni lograr la sostenibilidad, y los objetivos para 2030 en adelante solo serán factibles mediante cambios transformadores en las esferas económica, social, política y tecnológica.”

Hace 60 años Rachel Carson advirtió que los problemas ambientales podrían llegar a provocar una Primavera silenciosa. Igualmente, no eran pocos los avisos de que se podía producir una pandemia a nivel global, pero ningún gobierno se los tomó en serio. Y a punto de cumplir 25 años, el protocolo de Kioto sigue sin ser tomado en serio por una gran parte de los países, así que no es de extrañar que algunos científicos consideren que es posible que ya hayamos superado el punto de no retorno, y ya no nos quede más que afrontar las consecuencias.

Publicado en El Universo a grandes rasgos

Ejercicio 1. La Luna no estaba tan cerca

El 21 de julio de 1969 yo tenía 4 meses y 5 días. En aquel tiempo mis abuelos regentaban una taberna en la planta baja del caserío familiar, en un momento en el que los caseríos de la zona estaban cediendo su lugar a fábricas y viviendas obreras, una transformación que sufrieron todos los pueblos de la periferia de Bilbao.

Mis abuelos disponían de una televisión parecida a la de la imagen, algo que todavía no era muy común en la época, y su bar era el punto de encuentro de las gentes del barrio. Así que cuando llegó ese histórico día, los vecinos pudieron ver las imágenes de la llegada del primer ser humano a la Luna mientras, probablemente, me escuchaban llorar.

https://www.rtve.es/television/60-aniversario-tve/

Con todas sus limitaciones, estos aparatos de televisión eran muy resistentes, y el de mis abuelos duró hasta mi adolescencia, cuando ya no quedaban piezas de recambio.

Aunque el programa Apolo fue clausurado cuando yo contaba con tres años, mi infancia estuvo rodeada de alusiones a la aventura espacial. Ya, meses antes de nacer yo, se había estrenado 2001: Una odisea del espacio, y tenía 8 años cuando se estrenó la que entonces se llamó La guerra de las galaxias. Sin embargo, no tengo ningún recuerdo de Star Trek hasta mucho después, supongo que Televisión Española, la única televisión en aquel momento, no emitiría la serie original.

Space1999 Year1 Title.jpg

De la que serie que sí me acuerdo, porque me encantaba, es Espacio: 1999, emitida entre 1975 y 1979. Debido a una explosión nuclear la Luna sale despedida de su órbita fuera del Sistema Solar, y los científicos que se encontraban en la base lunar se ven obligados a vagar por el espacio profundo con la única ayuda de unas cuantas naves de transporte.

Esas naves me encantaban, y solía intentar reproducirlas con las piezas del juego de construcción TENTE, la versión española de LEGO. En la imagen uno de los ladrillos del juego.

Esta serie solo duró dos temporadas, 48 episodios. Según se explica en este blog, la serie estaba dirigida principalmente al mercado anglosajón, y, precisamente, fue donde menos éxito tuvo. Parece ser que el argumento de la primera temporada era demasiado sesudo para los gustos estadounidenses y en la segunda temporada, con el objetivo de hacerla más «ligera», se llevaron a cabo una serie de cambios de actores y de argumento que la desvirtuaron bastante. Una pena…

Con la llegada de los años 80, la Luna ya estaba completamente superada, así que llegó la mítica serie documental Cosmos: un viaje personal de Carl Sagan, con la que pude recorrer el Sistema Solar.

Pero es que en ese mismo momento, en 1981, tuvo lugar el primer vuelo de prueba del transbordador espacial.

Transbordador espacial Discovery. De NASA – http://spaceflight.nasa.gov/gallery/images/shuttle/sts-120/html/sts120-s-028.html, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2986692

Blade runner logo red.jpg

Y en 1982, para redondearlo todo, llegan E.T., el extraterrestre y:

ambientada en 2019.

El caso es que, a medida que íbamos creciendo y nos acercábamos al siglo XXI, y con esos antecedentes culturales, muchos de mi generación pensábamos que a estas alturas de siglo, 2020, el ser humano ya tendría, como mínimo, bases permanentes en la Luna y en Marte, y, quizás, hasta contacto con extraterrestres. Pero pasaron los 80 y, para cuando me di cuenta, nos plantamos en 1999 y, no solo no había bases en la Luna, sino que la mayor preocupación tecnológica en aquel año era qué iba a pasar con los ordenadores y el efecto 2000.

En fin, como se suele decir, citando a Niels Bohr, «hacer predicciones es muy difícil, sobre todo las del futuro».

Parece ser que en la actualidad hay nuevos planes a corto plazo de llegar a la Luna La nueva carrera espacial a la Luna, aunque vista la experiencia de los últimos años conviene ser escéptico El programa Artemisa de la NASA para pisar la Luna en 2024: ¿humo o realidad? Las dificultades técnicas, junto con el enorme coste económico con poco retorno a corto plazo, son obstáculos difíciles de superar. En cualquier caso, me parece una buena señal que esos planes se basen en la colaboración internacional, y no, como hace 50 años, en una competición entre dos potencias, como parte de una carrera armamentística.

Publicado en Física de la vida cotidiana

TAREA 4.1: COMPOSICIÓN PERCEPCIÓN Y ASTRONOMIA

Vivo en Alonsotegi, un pueblo pequeño cerca de Bilbao, en el fondo de un estrecho valle típico de la Cornisa Cantábrica, y uno de sus inconvenientes es que es difícil observar el cielo de noche: por un lado, las montañas y los edificios restringen el área observable; por otro, la contaminación lumínica del alumbrado público enmascara la mayoría de las estrellas, y, por si fuera poco, el clima hace que la mayor parte del año el cielo esté nublado. Esa es la razón por la que nunca he llegado a comprarme un telescopio: no merece la pena.

Foto sacada en septiembre de 2008 a las 20:04, un mes después de haberme mudado a esta urbanización.

Sin embargo, eso no me impide disfrutar, de vez en cuando, de algunas vistas del cielo nocturno, que sin ser nada del otro mundo, me hacen pensar en cómo sería vivir fuera de este.

Sin embargo, eso no me impide disfrutar, de vez en cuando, de algunas vistas del cielo nocturno, que sin ser nada del otro mundo, me hacen pensar en cómo sería vivir fuera de este.

Mi casa se orienta hacia el noroeste, junto al río Cadagua, por lo que el ambiente entre octubre y mayo resulta frío y húmedo, pero, a cambio, disfruto de bonitas vistas, especialmente en primavera.

Parque junto al río Cadagua, el 10 de noviembre de 2019, encharcado tras días de lluvia y granizo, para disfrute de las diferentes especies de anátidas que habitan en la zona.
Ladera del monte Sasiburu en la primavera de 2013.

Volviendo al cielo nocturno, con esta orientación, algo que se puede observar fácilmente son los diferentes puntos por donde se ponen el sol y la luna en las diferentes épocas del año. El perfil que los arboles dibujan en la ladera nos puede servir de referencia. Veamos algunas fotos de la puesta de la luna y fijémonos en la hora y en el punto en que se produce.

6 de octubre de 2009, 8:38 de la mañana. La luna casi llena se ocultará pronto, y lo hará tras el bosque que se observa a la derecha de la imagen.

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Dos meses más tarde, la luna se oculta casi dos horas antes y más abajo en el horizonte, más cerca de un grupo de árboles que destacan a la izquierda.

14 de diciembre de 2016, 7:04.

Desde otro punto de vista, en este caso desde el parque, también se pueden observar bonitas imágenes surgidas del contraste entre la luz de la luna y la del alumbrado público, junto con el juego de sombras de los árboles.

14 de diciembre de 2019, 22:47. La luna llena ha salido por el este hace unos minutos.

En febrero, la luna sigue bajando en el horizonte, y ahora se oculta a la izquierda del grupo de árboles

20 de febrero de 2019, 7:14.

Hasta ahora habíamos visto imágenes de la luna llena o casi llena. En este caso vemos la puesta de la luna creciente en mayo, a las 22:10 de la noche. Podemos observar que ahora su altura sobre el horizonte es mayor, y que se va a ocultar sobre el bosque, más a la derecha que en la primera foto de octubre.

20 de mayo de 2019, 22:10.

A veces, la casualidad también dibuja curiosas imágenes. Esto no es un meteorito, es la imagen de la luna llena cortada por la estela de los gases de escape de un avión.

13 de agosto de 2019, 23:09.

Aunque no son observaciones muy precisas, son suficientes para sacar un par de conclusiones científicas sobre los recorridos de la luna en el firmamento: su altura con respecto al horizonte y la hora de su puesta dependen de la época del año y de la fase en la que se encuentre. Si hiciéramos estas observaciones de forma regular (suponiendo que las nubes lo permitieran) podríamos llegar a detallar con más precisión esas conclusiones.

Y otra conclusión, no científica, pero no menos importante, es que siempre es buen momento para disfrutar de la luna, sobre todo, en este clima que nos restringe tanto su visión.