Ejercicio 4b. Escribir un breve comentario (2/3 páginas) argumentando vuestra opinión acerca de las siguientes equiparaciones entrelazadas: – Incremento de la cultura científica entendida como alfabetización = incremento de la actitud positiva hacia la ciencia / – Actitud negativa hacia la ciencia = falta de cultura científica entendida como ignorancia.
En principio, creo que muchas de las críticas que recibe la ciencia son debidas, en gran medida, a una falta de conocimiento básico de la ciencia y su funcionamiento, carencia que se ve agravada por la ignorancia de los aspectos culturales e históricos que forman el contexto en que se origina y desarrolla la investigación científica. Probablemente, con mayor nivel de cultura científica en la sociedad no se hubieran dado algunas de las polémicas existentes en la actualidad sobre las repercusiones en el medio ambiente, en la salud, en la sociedad, etc., de determinados avances científico-tecnológicos. Pero de esta situación también son responsables, en parte, los mismos científicos que, en muchos casos, entienden la comunicación de la ciencia únicamente entre pares, es decir, entre colegas que pueden valorar sus trabajos desde su mismo nivel, olvidándose de las potenciales repercusiones de su investigación, así como, en el caso de la ciencia con financiación pública, del deber de rendir cuentas a la sociedad de en qué se gasta el dinero de los impuestos.

En cualquier caso, las encuestas que se hacen periódicamente siguen dando, a nivel general, una percepción ciudadana positiva de la ciencia y la tecnología. Además, hace unos 10 años, aproximadamente en el momento en que se publicó la tesis que se presenta en este tema, se empezaron a organizar una serie de eventos y actividades en el ámbito de la comunicación de la ciencia y la tecnología, que, en mi opinión, pueden ser reflejo de un cambio de paradigma tanto en el lado de la ciencia como en el de la ciudadanía. Quizás, las nuevas generaciones de ambos lados han entendido que la ciencia es una parte más de la sociedad, y han sentido la necesidad de interaccionar de forma permanente.
Me estoy refiriendo a actuaciones diversas en cuanto al origen: desde el sector académico, con la creación de unidades y cátedras de cultura científica https://culturacientifica.com/catedra-de-cultura-cientifica/ , https://www.unavarra.es/investigacion/unidad-de-cultura-cientifica y la publicación de blogs por parte de profesores universitarios; de la colaboración entre periodistas e investigadores https://naukas.com/ , https://elpais.com/elpais/ciencia.html , https://www.agenciasinc.es/ ; en la enseñanza obligatoria y bachillerato http://steam.eus/es/ , desde la iniciativa privada https://cosmocaixa.es , https://www.eurekamuseoa.eus/es/ y pública http://www.coruna.gal/mc2/es/casa-de-las-ciencias?argIdioma=es ,etc.

Y también diversas en cuanto al formato: blogs de divulgación, conferencias de corte clásico o de 10 minutos, de estilo formal o utilizando el humor https://www.eitb.eus/es/tag/naukas-bilbao/ , Semana de la Ciencia http://zientzia-astea.org/es/ para escolares con talleres y exposiciones, en ambiente desenfadado http://www.cienciaenelbar.com/ o con ponentes de renombre https://p4k.dipc.org/es/conferencias-plenarias … La participación ciudadana en estos eventos y actividades ha ido creciendo ininterrumpidamente desde su inicio y, a mi juicio, puede encajar perfectamente en lo que se entiende como apropiación social de la ciencia.
Es cierto que esta forma de comunicación de la ciencia se realiza únicamente entre el ámbito científico y el sector de la ciudadanía que se interesa por la ciencia, bien para informarse de cara a elegir profesión, por afán de conocimiento o, simplemente, como otra afición cualquiera. Queda un importante sector, sin duda mayoritario, al que no llega esta comunicación, y que dispone del escaso bagaje que pudo obtener en la educación obligatoria, así como de la información que recibe de los medios de comunicación y, en los últimos años, de las redes sociales, con las consiguientes carencias de rigor, especialmente de estas últimas.
En ese sentido me parece significativo todo lo que se está produciendo como consecuencia de la pandemia actual. Además de no estar preparados para ningún tipo de pandemia que pudiera darse, y que muchos epidemiólogos llevaban avisando desde hace años, las características del SARS-CoV-2, diferente a otros coronavirus, con múltiples formas de atacar al ser humano, con mecanismos de transmisión difíciles de establecer, etc., ha provocado una enorme incertidumbre que las autoridades no han sabido comunicar, y que la ciudadanía, sobre todo la occidental, no está preparada para asumir. Quizás si los científicos hubiesen explicado mejor que la deforestación y el cambio climático pueden provocar la expansión de microbios y virus desde su hábitat original al resto del mundo; si los políticos hubiesen tenido un mayor nivel de cultura científica, les hubiesen hecho caso y hubiesen tomado medidas; y si, finalmente, una vez producida la pandemia, la ciudadanía, gracias a su nivel de cultura científica, hubiese entendido rápidamente las claves para afrontar la situación y el tiempo que necesita la ciencia para desarrollar las vacunas y los medicamentos necesarios, quizás, como digo, en este momento el impacto de la pandemia hubiese sido mucho menor.

Por tanto, en mi opinión, la carencia de una mínima cultura científica puede provocar desde un desinterés a una mala actitud hacia la ciencia, algo que en una sociedad cada vez más dependiente de los avances científico-tecnológicos como la nuestra puede resultar muy peligroso. La cultura científica no se puede limitar al ámbito científico, es una parte más de la cultura y como tal debe estar integrada en la sociedad.
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