Vivo en Alonsotegi, un pueblo pequeño cerca de Bilbao, en el fondo de un estrecho valle típico de la Cornisa Cantábrica, y uno de sus inconvenientes es que es difícil observar el cielo de noche: por un lado, las montañas y los edificios restringen el área observable; por otro, la contaminación lumínica del alumbrado público enmascara la mayoría de las estrellas, y, por si fuera poco, el clima hace que la mayor parte del año el cielo esté nublado. Esa es la razón por la que nunca he llegado a comprarme un telescopio: no merece la pena.

Sin embargo, eso no me impide disfrutar, de vez en cuando, de algunas vistas del cielo nocturno, que sin ser nada del otro mundo, me hacen pensar en cómo sería vivir fuera de este.

Sin embargo, eso no me impide disfrutar, de vez en cuando, de algunas vistas del cielo nocturno, que sin ser nada del otro mundo, me hacen pensar en cómo sería vivir fuera de este.
Mi casa se orienta hacia el noroeste, junto al río Cadagua, por lo que el ambiente entre octubre y mayo resulta frío y húmedo, pero, a cambio, disfruto de bonitas vistas, especialmente en primavera.


Volviendo al cielo nocturno, con esta orientación, algo que se puede observar fácilmente son los diferentes puntos por donde se ponen el sol y la luna en las diferentes épocas del año. El perfil que los arboles dibujan en la ladera nos puede servir de referencia. Veamos algunas fotos de la puesta de la luna y fijémonos en la hora y en el punto en que se produce.
6 de octubre de 2009, 8:38 de la mañana.
La luna casi llena se ocultará pronto, y lo hará tras el bosque que se observa a la derecha de la imagen.

Dos meses más tarde, la luna se oculta casi dos horas antes y más abajo en el horizonte, más cerca de un grupo de árboles que destacan a la izquierda.

Desde otro punto de vista, en este caso desde el parque, también se pueden observar bonitas imágenes surgidas del contraste entre la luz de la luna y la del alumbrado público, junto con el juego de sombras de los árboles.

En febrero, la luna sigue bajando en el horizonte, y ahora se oculta a la izquierda del grupo de árboles

Hasta ahora habíamos visto imágenes de la luna llena o casi llena. En este caso vemos la puesta de la luna creciente en mayo, a las 22:10 de la noche. Podemos observar que ahora su altura sobre el horizonte es mayor, y que se va a ocultar sobre el bosque, más a la derecha que en la primera foto de octubre.

A veces, la casualidad también dibuja curiosas imágenes. Esto no es un meteorito, es la imagen de la luna llena cortada por la estela de los gases de escape de un avión.

Aunque no son observaciones muy precisas, son suficientes para sacar un par de conclusiones científicas sobre los recorridos de la luna en el firmamento: su altura con respecto al horizonte y la hora de su puesta dependen de la época del año y de la fase en la que se encuentre. Si hiciéramos estas observaciones de forma regular (suponiendo que las nubes lo permitieran) podríamos llegar a detallar con más precisión esas conclusiones.
Y otra conclusión, no científica, pero no menos importante, es que siempre es buen momento para disfrutar de la luna, sobre todo, en este clima que nos restringe tanto su visión.
