Publicado en Matemáticas de la vida cotidiana

Ejercicio 3. Artículo gripe A

En marzo de 2009 apareció en México la última influenza pandémica, que despertó todas las alarmas por tener unas tasas de mortalidad inusualmente elevadas. El virus fue identificado como influenza A H1N1, con un posible origen en los cerdos.

La enfermedad se propagó rápidamente a Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud orientó a los gobiernos para que prepararan planes para hacerle frente. Su gravedad fue calificada de moderada, con tasas de hospitalización y letalidad bajas, similares a las epidemias estacionales, pero con un alto porcentaje de defunciones en personas jóvenes, probablemente por carecer de la inmunidad que a los nacidos antes de 1950 les proporcionó los restos de la gripe H1N1 de 1918 que todavía circulaban en la primera mitad del siglo XX.

En España la enfermedad apareció la primera semana de octubre y el H1N1 predominó sobre el resto de las cepas del virus de la gripe. Este estudio de 2011 tenía como objetivo, entre otros, calcular el número reproductivo básico de esta onda pandémica de gripe A en España, y para ello utilizó dos métodos: el primero, utilizando la tasa de crecimiento de la incidencia acumulada de gripe durante la fase de crecimiento exponencial, y el segundo mediante el análisis de las fechas de inicio de los síntomas observadas en pares de casos en función de la distribución del tiempo de generación, que es el periodo de tiempo desde el comienzo del estado de infeccioso en una persona hasta el comienzo de ese mismo estado en los casos secundarios producidos por la primera persona

El valor de R0 en la fase de crecimiento de la onda fue de 1,29 (IC95%: 1,25-1,33) estimado con el primer método, y de 1,01 (IC95%: 0,99-1,03) con el segundo método. Como estos cálculos se hicieron cuando ya se habían empezado a tomar medidas sanitarias para frenar la pandemia, los valores obtenidos son más bajos que los estimados para el brote de México. Asimismo, estos valores son similares a los de la gripe estacional y más bajos que los estimados para pandemias anteriores. Los autores son conscientes de las limitaciones de estos métodos y apuntan cómo se podría mejorar el cálculo. Por ejemplo, en el caso de disponer de estudios serológicos para conocer la proporción real de susceptibles, se podría haber calculado el número reproductivo efectivo R = R0 × proporción de susceptibles. Otro ejemplo es, en el caso del primer método, que asume un crecimiento exponencial que puede no ser adecuado.

En esa línea, en este otro artículo consideran que el R0 es insuficiente para describir la dinámica de las enfermedades infecciosas, pero para una población determinada y junto con otros parámetros epidemiológicos, permite conocer mejor el brote epidémico y preparar la respuesta de salud adecuada.

Bibliografía