Recientemente se ha cumplido un siglo desde el descubrimiento de los bacteriófagos o fagos, un tipo de virus que infecta a las bacterias y las mata. A pesar de ser conocidos desde antes de que Alexander Fleming descubriera la penicilina, nunca se han llegado a utilizar de forma sistemática para tratar infecciones bacterianas. Y es que, precisamente, el auge de los antibióticos a mediados del siglo XX relegó al olvido su potencial uso en medicina.

By Dr Graham Beards – en:Image:Phage.jpg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5035798
Desde el punto de vista de la ecología, los fagos juegan un papel fundamental en los ecosistemas. Además de ser las entidades biológicas más abundantes del planeta, mantienen a raya a las bacterias, lo que permite iniciar la intrincada cadena de relaciones entre los diferentes seres vivos y que se vayan construyendo, paso a paso, los sucesivos niveles que conforman el edificio de cada ecosistema.
En la actualidad, en medio de una pandemia ocasionada por un virus, ya casi se puede considerar como cultura general el saber que para que un virus infecte una célula debe ser capaz de unirse a ella, y que para ello los virus disponen en su superficie de ciertas moléculas que “encajan” con otras de la superficie celular. Los fagos no son diferentes en ese aspecto. Una vez dentro de la bacteria, el virus utiliza la maquinaria celular para producir copias de sí mismo, lo que acaba matando a la célula y liberando los nuevos virus. Este tipo de ciclo vital es conocido como ciclo lítico.

Pero otros fagos llevan una vida más sofisticada, mediante el llamado ciclo lisogénico: cuando el virus penetra en la bacteria, su genoma se inserta en el de la bacteria. De esa forma, cuando la bacteria se multiplique, todas las bacterias descendientes portarán el genoma vírico. En el momento en que se dan ciertas condiciones ambientales, el genoma vírico se activará, dando lugar a un ciclo lítico, es decir, multiplicándose en el interior de la bacteria hasta matarla y, de esa forma, expandirse por entorno.

El incremento de las resistencias a los antibióticos que se está produciendo en los últimos años, junto con la falta de alternativas eficientes, ha hecho recobrar el protagonismo a los fagos como posible arma bactericida. Sin embargo, hay día de hoy, debido a la poca investigación realizada al respecto, todavía no se ha establecido una metodología eficaz y segura que permita utilizarlos de forma generalizada.
Bibliografía
- Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Bacteri%C3%B3fago
- Reina, J., Reina, N. Fagoterapia ¿una alternativa a la antibioticoterapia? Rev Esp Quimioter. 2018 Apr; 31(2): 101–104.
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